¿Por qué queremos? ¿por soledad?
¿por miedo? ¿por egoísmo? ¿por costumbre? ¿nos dejamos llevar
cuando queremos a algo o a alguien? Llevo tiempo callada observando
mi alrededor y lo único que tengo grabada en mi cabeza es “...yo
quería quererla y querer...”, un verso formidable del maestro
Sabina.
El ego de hoy día hace querer lo
tangible y lo intangible, pero lo tangible se termina comprando,
cuestión de tiempo, pero y ¿lo intangible?, el querer dejar de
fumar, el querer a un animal y EL QUERER A ALGUIEN, se despierta
cuando menos te lo espera.
Que bonito es ese primer querer de
verdad, te sale sin querer esa sonrisa sana, esa sonrisa sin maldad y
sincera, ese querer termina convirtiéndose en AMOR A OTR@... que no
es familia, que no es amistad que no era nada. Esa persona va
ganándote poco a poco y se apodera de tu mente, de tu cuerpo, de tu
ser... dejas de ser tu para empezar a ser él o ella... que sano es
el amor o ¿no?
Un día te levantas, pones los pies en
el suelo y piensa “ya no es lo mismo”, el amor ya no es amor
es... ¿cariño?; la pasión no existe; y un ¿cómo está? ¿qué
tal el día? Se ha vuelto rutina pero ¿qué ha cambiado? ¿qué día
ha sido el que las cosas ya no son lo que eran? Tampoco lo sé.
El amor es una aventura donde cada día
es distinto y nadie tiene las respuestas a las preguntas, cada
persona lo vive de una manera con un sentimiento distinto y nadie
lleva la razón, siempre y cuando ese amor no te haga daño. Lo único
que se debe de hacer es VIVIR como si cada segundo fuera el último,
así no caerás en las redes de la monotonía y si la relación (sea
de amistad, familiar o amorosa) termina mal, pues son 15 días (como
dice una amiga) después de esos 15 días se vuelve a vivir.